Día Mundial contra el Trabajo Infantil


Hoy, 160 millones de niños, niñas y adolescentes, es decir uno de cada diez, siguen trabajando en todo el mundo.


LO QUE SE VE

 

El 12 de junio del año 2002, es la fecha elegida en la cual la Organización Internacional del Trabajo (OIT) instituyó como “Día Mundial contra el Trabajo Infantil” con el fin de poner en relieve la grave situación de los niños, niñas y adolescentes, y concentrar la atención en las medidas para erradicar su explotación laboral.

 

Hubo muchos logros pero a pesar de los avances en la detección de la explotación y de las campañas que se vienen llevando, todavía sigue siendo un tema pendiente. Un niño o niña que trabaja no tiene las mismas oportunidades y lo predestina a profundizar la pobreza y la exclusión.

 

Desde que se puso en agenda desde las Organizaciones Internacionales, se logró que desde el año 2000 al año 2020 la explotación laboral a las infancias hubiese disminuido de un 16% al 9,6%, lo que representó una caída de 85,5 millones de niños, niñas y adolescentes que trabajaban; no obstante la realidad es que aún nos quedan 160 millones que trabajan o están explotados laboralmente.

 

Para este 12 de junio de 2023, la OIT hace un llamamiento en favor de:

* Una actuación internacional más enérgica para lograr la justicia social, en particular en el marco de la prevista Coalición Mundial por la Justicia Social, con la erradicación del trabajo infantil como uno de sus elementos principales;

 

* La ratificación universal del Convenio número 138 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) sobre la edad mínima de admisión al empleo, que, junto con la ratificación universal del Convenio número 182 de la OIT sobre las peores formas de trabajo infantil lograda en 2020, proporcionaría a todos los niños protección legal contra cualquier forma de trabajo infantil;

 

* La aplicación efectiva del Llamamiento a la Acción de Durban para la Eliminación del Trabajo Infantil.

 

LO QUE NO SE VE

 

En Argentina muchos hogares son con jefatura de hogar de mujeres solas con lo cual lo único que les queda es generar estrategias dentro del ámbito del hogar especialmente en época de crisis económica como la que vivimos.  

 

Cuando no se cuenta con otro adulto responsable, queda en los hijos e hijas más grandes las responsabilidades de cuidados u estrategias laborales informales pero que distan mucho de ser trabajo.

 

Algunos ejemplos de esto últimos también lo vemos en La Falda y alrededores, madres que producen alimentos o artesanías en su hogar, y vemos hijos e hijas que salen a vender, a repartir, son parte de esas elaboraciones, otros van changueando en lo que pueden, paralelamente al ingreso de su madres.

 

De datos presentados en información relevada por la Encuesta Permanentes de Hogares (EPH - Indec) del año 2020, cerca del 70% de la población urbana del país el tipo de hogar constituía un factor determinante de desigualdad.

 

Si bien aún hoy hay un porcentaje importante de varones jefes de hogar estos estaban en convivencia con una mujer (pareja) y aún si no fuera así, siempre habrá madres, hermanas, tías que se presentarán dispuestas a ayudar en los cuidados de los hijos e hijas del padre.

 

Mientras que las mujeres jefas de hogares, en general, afrontan en soledad la situación socioeconómica con sus hijos e hijas, en esas estrategias de supervivencia cuando hay que salir a trabajar fuera de casa, queda en manos de los niños y niñas más grandes el cuidado del hogar; sobre todo en las niñas que por una cuestión patriarcal son quienes se ocupan del cuidado de hermanitos, ancianos o personas discapacitadas, la limpieza y todo lo atinente a la vivienda.

 

Por todo esto, se sigue invisibilizando el trabajo de las niñeces y adolescencias, en las TAREAS DEL CUIDADO no remunerativas, que ante situaciones de crisis económica se va profundizando, como ya expresamos si las adultas deben salir a trabajar.

 

Sea remunerado o no, que sin lugar a dudas hablamos de un estado precarizado e ilegal, o de aquellos que cumplen los roles de cuidado, nos debe interpelar como sociedad que hay niñeces que no se escolarizan, o si bien van a la escuela, no pueden rendir a la demanda del sistema escolar como otros niños y niñas que no tienen esas responsabilidades.

Algunas niñeces y adolescentes posponen forzadamente hasta la mayoría de edad sus estudios, sin garantías de poder cumplimentarlos. Sabemos que en general cuesta más la terminalidad educativa básica, conformándose en un círculo sin salida, así lo demuestran los indicadores en el país que nos expresan dolorosamente cuando vemos que en la Argentina se perpetúan estructuralmente las indigencias y la pobreza de las familias.  

 

Karina Lucero

Ce.Pro.Fa.