Mil días trascendentales


A partir de la difusión de los tristemente célebres DNU y Ley Ómnibus del gobierno nacional, la ciudadanía se viene anoticiando de la pérdida de Derechos que fueron consagrados oportunamente como auténticas y muy justas  conquistas populares; podría afirmarse que en el espectro de calamidades propuestas hay para todos los gustos, así que  muchos colectivos perjudicados levantan su voz por legítimos  reclamos. 

 

En este marco, la Salud, indudablemente, ocupa un lugar central.  Se han rechazado así, los costos imposibles de asumir  de medicamentos (liberados livianamente a la especulación de los fabricantes), planes y obras sociales, equipamientos e infra estructura hospitalaria, de cuidados, etc. Queda por señalar  además, la pretendida reforma a la ley 27611, sancionada en 2020,  más conocida como “Ley de los 1000 días”, porque se refiere a la etapa de gestación más los dos primeros años de vida extrauterina, (270 + 365 +365 = 1000).  

Incuestionables evidencias señalan a este lapso como el más trascendental para  la salud de la madre (suerte de nave cósmica que alberga un astronauta en la ingravidez),  que nutre, permite el crecimiento, la maduración y la formación óptima de  estructuras anatómicas y funcionales  del embrión y del feto  y, ya nacido, se afana en procurar su bienestar integral y su alistamiento para iniciar el  viaje fascinante que implica innumerables, precoces  y complejas (casi mágicas) adaptaciones y mudanzas. Por eso no es exagerado afirmar que en esos 1000 días se juega el futuro de estas/os  ciudadanas/os, ya que los efectos de entornos perjudiciales en tiempos de tantos cambios, resultan muchísimo más importantes  y persistentes, mientras que, por el contrario,  los marcos beneficiosos que brindan la familia, la comunidad y el Estado que adoptan, alimentan y cuidan, generan ambientes  saludables de crianza. .  

 

Los desafortunados DNU y la Ley que lo sustenta  eliminan los principios básicos de la ley de los 1000 días, desconociendo la corresponsabilidad del Estado, dejando, con injusta decisión,  tal compromiso sólo a la madre gestante. La ley aprobada por unanimidad en 2021, que ahora se quiere menoscabar, compromete al Estado en su rol, no sólo  de reducir las enfermedades, la mortalidad,  la malnutrición, sino además en instalar un marco propicio que atienda los llamados “Determinantes Sociales de Salud” (Acceso a la educación, a la Salud y su prevención, al abrigo, la vivienda sin hacinamiento ni contaminación, alimentación suficiente y de calidad, a la cultura, al arte y el esparcimiento, a actividades deportivas, trabajo justamente remunerado, etc),  ya imaginados por sabios sanitaristas que vislumbraron  el formidable  impacto de factores que la resguardan, o, por el contrario, la perturban cuando escasean o están ausentes.  

 

Pues bien, cuando en las líneas políticas predominan las planillas Excel, que no saben distinguir gastos de inversiones,  es posible que funcionarios insensatos no adviertan que  el abordaje de cuestiones sociales, no sólo permite que la población goce de buena salud,  sino además, que sea posible el desarrollo de las máximas potencialidades de sus habitantes, aumentando  las fuerzas laborales e intelectuales del país. Por otro lado, a quienes gustan de hacer sólo cálculos dinerarios, puede mostrárseles estadísticamente que algunos supuestos gastos, son en realidad  auténticas  inversiones, por ahorrar dineros del Estado, evitando las asistencias imprescindibles una vez presentes las consecuencias de malas tácticas económicas. 

 

La Salud es un asunto demasiado importante como para el Estado se desentienda graciosamente de sus funciones básicas, despreciando sus obligaciones para con los ciudadanos. En ese sentido la prevención es tarea esencial, aplicando en este caso, tres eficientísimas vacunas que, precisamente las autoridades deberían promover con fuerza decidida y constante: 1) las que evitan las infecciones específicas, 2) la alimentación de niños pequeños con leche de madre exclusivamente  los primeros 6 meses y complementariamente hasta los dos  años, y 3) el mantenimiento de  condiciones sociales sin las odiosas desigualdades conocidas y soportadas por gran parte de nuestra sufrida sociedad.  

 

Jorge Pronsato 

Médico Pediatra