La violencia tan seductora
Los pibes allá en la esquina, están como dibujados
Nadie paga sus pecados, no les socorre ni Dios.
Esperan la tardecita, ay se van para la placita
Beben y fuman paco, después oyen regguetón
Porque esperan que en el cielo esté el amor
Que no le diste vos
Que no, ¿cómo que no?
Mírate, míralos
Las violencias que nos tocan de cerca hoy moviliza al pensar y el hacer; los hechos que sacuden a esta aldea, es una pequeña muestra de lo que ocurre “hoy en el mundo”. Ella despierta ansiedades que la inseguridad alimenta actualmente, así afligidos, confusos, desconcertados, inseguros de qué hay que hacer, de cómo y quién tendría que hacerlo si supiéramos que hacer. Nos lleva a pensar, como lo expresa la Dra. en Sociología Rosana Resgillo, que ”hay modos de pensar las violencias, que invisibilizan o eluden el problema estructural de fondo: el del proyecto y el pacto social que una sociedad se da a sí misma y las institucionalidad que hace venir para garantizar el nudo que ata el tejido social.
Nobleza obliga, hay que decirlo, una preocupación compartida en nuestra ciudad por muchos y que trabaja a diario por erradicar la violencia…pero como lo expresa Resguillo “lo sustantivo aquí, es desmontar el argumento de la “exterioridad de las violencias”, como si ellas provinieran de un más allá de lo social y no, como de hecho estoy convencida de que sucede, desde un “adentro de lo social”. En otras palabras, la alternativa para sacar la reflexión y el debate de las violencias de su perspectiva maniquea, es la opción sistémica, historizada y relacional.
Tratando de entender esta violencia desde un adentro de lo social, en la era posmoderna, en la que se afirma que hay un estallido de lo social, y ha producido la disolución de lo político: donde el individuo es rey y maneja la existencia a su gusto.
Me acerco humildemente al pensamiento de Gilles Lipovetsky quien realiza una investigación sobre los rasgos característicos de los tiempos actuales. Este investigador, sociólogo, filosofo, atribuye el conjunto de los fenómenos a un mismo factor: el individualismo en un nuevo estado histórico, propio de las sociedades democráticas avanzadas, que definiría la era posmoderna. Ahora bien, para entender un poco más aun como se produce este individualismo que hace girar a la sociedad hacia nuevos horizontes de libertad … Lipovetsky expresa que se debe al proceso de personalización: que es una estrategia global en el que se da una mutación en el hacer y querer de las sociedades, y éste se divide en dos caras: la primera es llamada limpia u operativa, que “designa al conjunto de los dispositivos desestandarizados, las formas de solicitación programada elaborada por los aparatos de poder y gestión. La modelación de las instituciones en base a las aspiraciones de los individuos”.
La segunda la denomina salvaje o paralela, y se caracteriza por la búsqueda de autonomía y particularización de grupos de individuos que buscan su propia identidad separándose de la identidad universal que motiva las acciones sociales.
Estas dos poseen sus especificidades, pero no por ello dejan de esforzarse en salir de una sociedad disciplinaria. Las costumbres ahora se ven inclinadas a una lógica de personalización, en la que predomina la indiferencia, la fantasía, el relajamiento, se estimula a ser más uno mismo y a liberarse de roles de lo estándar y rígido. Las personas sólo viven para sí mismas olvidando el sentido histórico al igual que los valores.
Lipovetsky continua describiendo el proceso de personalización el que suaviza las costumbres de la mayoría, inversamente endurece las conductas criminales de los marginados, favorece el surgimiento de acciones energúmenas, estimula la radicalización de la violencia.
El desmarcamiento individualista y la desestabilización actual es citada concretamente, porque el estimulo de las necesidades y frustraciones crónicas originan una exacerbación cínica de la violencia ligada al provecho, a condición de precisar de inmediato los límites del fenómeno circunscrito a un número finalmente reducido de individuos que acumulan agresiones.
En la posmodernidad se produce una nueva configuración del crimen…al respecto Lipovetsky expresa “En antaño el gran bandidismo se daba sobre todo en una población relacionada con el proxenetismo, con el chantaje, con el tráfico de armas y de estupefacientes; hoy asistimos a una ampliación o desprofesionalizacion del crimen, es decir a la emergencia de una violencia cuyo autores -a menudo desconocidos por los servicios policiales- no tienen ninguna relación con el hampa. La violencia criminal se expande, pierde sus fronteras estrictas, incluso en cuanto a la edad de los delincuentes, los porcentajes de las estadísticas indican que la proporción de menores de edad en hechos criminales aumenta”.
Así las cosas, considera que el proceso de personalización que generaliza el culto a la juventud, pacifica a los adultos pero endurece a los jóvenes, los cuales, conforme a la lógica hiperindividualista tiende a afirmar cada vez más pronto, cada vez más de prisa, su autonomía, ya sea material o psicológica, aunque para ello deban utilizar la violencia.
El proceso de civilización y su orden individualista aumenta las prerrogativas y el poder del Estado, al respeto Lipovetsky refiere: El Estado moderno ha creado un individuo apartado socialmente de sus semejantes, pero a su vez genera, por su aislamiento, su ausencia de belicosidad y su miedo a la violencia, las condiciones constantes del aumento de las fuerzas públicas. Cuanto más los individuos se sienten libres de sí mismo, mayor es la demanda de protección regular, segura, por parte de los órganos estatales; cuanto más se rechaza la brutalidad, mas se requiere el incremento de las fuerzas de seguridad.
Considero importante traer a colación algunas consideraciones realizadas en distintos medios de la antropóloga argentina Rita Segato, sobre lo que ella ha dado en llamar la Pedagogía de la Crueldad: ella expresa que son todos los actos y prácticas que enseñan, habitúan y programan a los sujetos a trasmutar lo vivo y su vitalidad a las cosas. En ese sentido, estas pedagogías enseñan algo que va mucho más allá del matar, enseñan a matar con una muerte desritualizada, una muerte que deja apenas residuos en el lugar del difunto.
La trata y explotación sexual practicadas en estos días son los más perfectos ejemplos. El ataque y la explotación sexual de las mujeres son actos de rapiña y consumición del cuerpo que constituyen el lenguaje más preciso con que la cosificación de la vida se expresa. La repetición de la violencia produce un efecto normalizador de un paisaje de la crueldad y, con esto, promueve en la gente los bajos umbrales de empatía indispensable para la empresa predadora. La crueldad habitual es directamente proporcional a las formas de gozo narcisista y consumista, y al aislamiento de los ciudadanos mediante una desensibilización al sufrimiento de los otros.
Finalmente, me parece oportuno citar lo expresado por la Dra. Dora Elvira García en su ensayo “La violencia como condición o como disolución de lo político”, ella manifiesta que las reflexiones realizadas en torno a esta noción de la violencia han tomado dos orientaciones, por un lado la que ha sostenido que la violencia está en la base de lo político, constituye un fenómeno insuperable, además de constituir su punto de partida y condición. Por otro lado, las que han pensado el fenómeno de la violencia como elemento que disuelve el ámbito político. Elvira Gracia considera que la solución estará tanto en asumir a la violencia como hecho de nuestra vida política, como también de solventarla y superarla por medio del diálogo y el discurso de la sociedad política.
No se trata de negar la existencia de la violencia ni de absolutizarla, sino de reconocerla y superarla por medio de acciones políticas relevantes en un orden civil.
Javier Benavidez
Bibliografía: Miedo Liquido (La sociedad contemporánea y sus temores) Zygmun Bauman
La Era del Vacio - Gilles Lipovetsky-
Pedagogía de la Crueldad -Rita Segato- Revista de la Universidad de México
Violencias y Después Culturas en Reconfiguración -Rosana Resguillo- ITESO Guadalajara
La violencia como condición o como disolución de lo político -Carl Schmitt y Hannah Arendt-