LA UNICA VERDAD ES LA REALIDAD

 

Por Dr. Sebastián Tassart


La frase del título de esta columna, corresponde a Aristóteles. Pone de manifiesto algo que  parece una obviedad, pero que en tiempos de múltiples confusiones debemos tener presente para no caer en contradicciones que nos tapen el bosque. Teniendo en cuenta que, en épocas electorales, cada facción política pretende que su “verdad” sea la “realidad” que se imponga en la narrativa proselitista buscando consolidar en votos lo que se pregona discursivamente.

 

No obstante ello, la realidad que nos abruma diariamente es contundente. Se podrán esbozar todo tipo de explicaciones, justificaciones y la trillada tendencia de echarle la culpa a otro, por parte de quienes tienen la responsabilidad de gobernar y ante su incapacidad de resolver los problemas cuando, por acción u omisión, los agravan, siempre tienen a mano un ilimitado repertorio de excusas para no hacerse cargo del desastre que generan.

 

El presidente Alberto Fernández es el fiel exponente de la degradación de la dirigencia política que nos gobierna. Encarna el papel de remedio genérico de la dirigencia. No es el único, sobran por todas partes. Resalta en su mediocridad por el cargo que ocupa y las consecuencias graves de las decisiones erróneas que adopta para perjuicio de todo el país.

Es una caricatura con banda y bastón. Es capaz de decir cualquier cosa sin ningún tipo de pudor. Mentir descaradamente y que no se le mueva un pelo. Usted lector dirá, con total razón, que todos los políticos mienten, y estará en lo cierto. Lo que resalta es que como genérico que es, sus mentiras son de tan baja calidad que quedan al descubierto apenas salen de su boca.

 

Estamos en un momento de grave crisis social y económica que se tapa por la bestial emisión monetaria por parte de las autoridades. Esto es patear y profundizar el problema. No hace falta ser economista para entender que la emisión descontrolada genera el incremento de la inflación, y ello deviene en aumento de la pobreza y la exclusión de cada vez mayores franjas de la sociedad. Chocolate por la noticia.

 

Es terrible que 1 de cada 2 niños sean pobres. Que estén mal alimentados, con los problemas de salud que ello implica. Con el déficit para el proceso educativo de los que no terminan desertando del sistema escolar. Es una tragedia. No es un tema coyuntural, es total y absolutamente estructural.

Afecta a generaciones presentes y futuras. No se sale de un día para el otro ni con recetas mágicas. Si a lo dicho le sumamos que siempre se posterga el inicio del proceso de reversión del proceso, se va tirando para adelante el comienzo de la solución. Es como dicen ahora estirando la mecha de una bomba social que cuando estalle puede devenir en cualquier cosa.

 

La clase política tiene que entender de una buena vez que el sistema necesita una urgente reforma. No confundir apatía con resignación. El día menos pensado y por el detalle más insignificante la gente descarga la frustración largamente contenida. Lamentablemente, ese tipo de sucesos nunca termina bien. Los que vienen son peores a los que están y ese ciclo se repite sin solución de continuidad, cual especie de círculo vicioso.

 

Como siempre unos pocos tienen la posibilidad de escapar de esta especie de prisión poniendo rumbo al exterior. Buscando nuevas posibilidades en la tierra de la que, como paradoja del destino y del pasado, huyeron sus abuelos escapando de las guerras y hambrunas. Quienes no tienen esa chance, están condenados a vivir en un país donde rinde ser delincuente y al honesto el sistema lo termina aplastando y aniquilando.

 

Señor Presidente: LA UNICA VERDAD ES LA REALIDAD. No la que usted a diario pretende tapar y disimular con artilugios discursivos y mentiras que nadie cree, salvo unos pocos que viven del conchabo público y los negociados derivados del erario.

Hay gente mal alimentada. Hay gente sin cobertura médica que debe esperar meses por un turno en el sistema público de salud que está desbordado. La inseguridad asola cada día más y la gente honesta debe vivir encerrada mientras los presos gozan de telefonía celular para seguir orquestando matufias desde la cárcel.

Los derechos humanos no se limitan únicamente a las víctimas de las matanzas de los años 70. Abarcan a quienes en el presente tienen derecho a trabajar, a educarse, a curarse, a comer, a que no los maten cuando salen o vuelven a sus hogares. A poder desarrollarse y progresar, tener una vida digna, poder acceder y pagar su vivienda, educar a sus hijos y dejarles un porvenir.

 

LA UNICA VERDAD ES LA REALIDAD. Más claro imposible y la realidad que hoy sufrimos es una seria señal de alerta que todos los que tienen responsabilidades de gobierno debieran tener en cuenta y actuar en consecuencia. Empezando por el Presidente que detenta la mayor responsabilidad de gobierno, aunque no es el único.

 

Hasta la próxima.