LA POLITICA: única herramienta que puede sacarnos de la crisis

 

Por Luis E. Pérez*


La Política, conjunto de decisiones y acciones para generar y sostener las reglas juego y roles del conjunto de una sociedad organizada, en pos de conseguir una mejor calidad de vida para todos y cada uno de sus integrantes. Desarrollar la economía, el ordenamiento social, territorial y comercial, la seguridad individual y la protección del orden público, la salud, el aprovechamiento de los recursos naturales, la producción de bienes y servicios, la cultura, rescatar, conservar, desarrollar y transmitir nuestra tradición. Asegurar la educación y la instrucción como cimiento fundamental del desarrollo de nuestro futuro, potenciar el deporte, promover la auto sustentabilidad de instituciones deportivas y sociales, la tecnología como vehículo de optimización y transparencia, hacen una pequeña enumeración del sinfín de disposiciones que deben, necesariamente, ser planteadas, debatidas y resueltas por medio de la política, indistintamente del estamento que las ejecute.

 

Entender que es sano el planteo nacido de distintas posiciones, quizás con raíces ideológicas opuestas, con razonamientos antagónicos, pero que por medio del debate, la discusión pacífica, tolerante, comprensiva, abierta y con una dialógica constructiva, entendiéndose como complementarios posibilitar concluir en un mismo objetivo para cada una de las necesidades de la Comunidad.

 

La situación actual

 

Necesitamos, TODOS Y CADA UNO DE NOSOTROS, un cambio de paradigma de la política, necesitamos entender qué se busca resolver por medio de la política, necesitamos entender que sólo el mecanismo de la política puede resolver la crisis institucional que sumerge a la sociedad entera en un problema cada vez más profundo.

 

Posiciones rígidamente monológicas opuestas como las que, lamentablemente, estamos acostumbrados a ver en los referentes “pseudo políticos” de todos los niveles gubernamentales, que no conducen a nada, que dejan un vacío amargo en el común de las personas, no pueden conformar la política que verdaderamente sea la creadora de los objetivos comunes de nuestra Nación, nuestra Provincia, y nuestro Municipio.

 

Discusiones ridículas de “pareceres”, sin contenido, sin estudio, sin trabajo, que solo llevan a una escalada de conflictos, vuelven desacuerdos en guerras de egos personales interminables, justamente por la falta de labor concretamente objetiva en la materia y el análisis del verdadero conflicto, dando como resultado más y mayores problemas que persisten inexplicablemente y poco a poco van conformando la naturaleza de nuestra cultura social.

 

Cruces de vereda inescrupulosos, si recaer en principios, desnudan desmedida hambre de poder y dinero, único interés de estos personajes.

 

Visto desde la tribuna, presenciamos “comediantes”, en su acepción de persona que finge lo que en realidad no siente para conseguir lo que quiere, discutir de manera frenética cuestiones sin ningún sentido o importancia, que miserablemente buscan sobresalir por sobre el otro, utilizando criticas descalificantes, insultos y amenazas, mientras que el público aplaude al propio, abuchea al contrario, o se aleja y despotrica de todos por igual, pero tristemente a todos nos une el malestar y la incertidumbre cada vez mayor.

 

La indolencia que se percibe en estos histriones del estado, de papeles exagerados y lamentablemente paupérrimos, es directamente proporcional al inexplicable desarrollo económico personal, al ascenso de poder y a los beneficios que le brinda el sector público para si mismos y su familia.

 

Salir de la crisis política

 

La construcción política se basa en una negociación dialógica, en donde su goce de buena salud será apreciado por un debate nutrido de repertorios discursivos generadores, donde se hagan referencias al Objetivo, presentando elementos que representen el fin, la meta a perseguir, donde el proyecto se escinde en etapas que marcan un recorrido, recorrido que irá conformando una realidad mutante, positivamente creciente.

 

Construir la legitimación de todos como Ciudadanos parte en la soberanía del Estado, atributo que otorga todo lo necesario para ejercer nuestros derechos.

 

No hay juicios en las declaraciones sino que son reemplazadas por descripciones que representan elementos referidos a una realidad actual o pasada para lograr la continua formación de un próspero futuro, devenido en un presente disfrutable, parte de una realidad en términos consecuenciales, entendiendo al actor político, sólo, como parte del mecanismo, del proyecto, una herramienta, un instrumento que representa la sociedad entera.

 

Actor político que no se establece en la cabeza de una persona en particular sino en la envestidura de la función que necesariamente deberá ser relevada a modo de posta para que continúe el desarrollo del objetivo.

 

Se plantean y se comparten consideraciones como disparadores, iniciadores de proyectos y objetivos que nacen en términos de incertidumbre por lo tanto parcialmente discutibles, pero con el fin de modificar y mejorar todo escenario, en cada rincón de nuestra sociedad.

 

Concretar en hechos lo prescripto en los principios básicos de la política es el desafío que nos posibilita salir de este estado de hartazgo, primeros pasos que están en manos de todos y cada uno de nosotros, sin necesidad de un puesto o función específica, ya que la calidad de Ciudadano nos da la potestad de reclamar y proponer los cambios que garanticen la creación de una sociedad libre y organizada.

 

Principios tales como la DEMOCRACIA, vista desde el punto en que todos aquellos que estén afectados por una decisión de dirigentes o autoridades tienen la oportunidad de participar en la misma. “Los dirigentes que previamente no participen a los ciudadanos de la formación de decisiones de gobierno, tienen la forzosa e ineludible obligación de explicar los actos una vez ya consumados”. Suena una fantasía, pero para pasar de la utopía a la construcción lógica y objetiva, debemos entender que es necesario que, poco a poco, vayamos generando el camino de un nuevo paradigma de la política, realmente más participativo, más sano y más HONESTO.

 

Salir de la crisis paso a paso, recoger las cartas y dar de nuevo. Con todo destruido, solo queda la reconstrucción.

 

*Abogado