En crisis, que el sol salga para todos
En crisis, que el sol salga para todos
En momentos de “crisis económica y social”, lo mejor y lo peor aflora de los seres humanos, esto que pone a prueba a quienes constituimos la sociedad y se convierte en un hilo demasiado delgado en cada expresión de lo cotidiano.
Claudia Gómez es vecina de La Falda, vive con sus hijas, siempre trabajó en lo que pudo, cuando no tuvo empleo se las arregló elaborando tartas y bizcochuelos, cocinando los fines de semana a los vecinos, vendiendo en la puerta de su casa o en la plaza del Trenkel.
Hace años que Claudia sortea su economía de esta forma, lo mismo que hacen otras mujeres que van a vender casa por casa en los barrios o se llegan hasta algún lugar que les permita ser vista por otras personas y traerse ese mango tan necesario a sus casas.
Claudia, además, hace meses tendría que haberse operado de la rodilla, no puede casi estar de pie por el dolor, pero decidió el 13 de enero volver al Trenkel porque la venta esta difícil y necesita hacerse unos mangos. Ese día a las 18:30 hs. aparecieron dos inspectores, que le comentaron que la había DENUNCIADO un nuevo emprendimiento, y que no podía estar ahí.
Entre llantos, Claudia, me contaba que hace seis años que va al Trenkel, que incluso el personal municipal le compraba sus bizcochuelos o tartas a la tarde, pero esta vez la desalojaron diciéndole que si se oponía iban “a llamar a la policía” y le “iban a decomisar lo que tenia para vender”, “fue humillante para mí y mi hija que me acompañaba, sintieron el des-trato en el lugar que estaba lleno de gente y casi no podía moverse.
En esto seis años nunca tuvo problemas “fui, hace mucho, a la municipalidad y ellos me dijeron que no había problemas que fuera al lugar”. También me cuenta que en estos momentos lo está pasando mal y que no sabe como poder vender sus producciones.
Con una temporada para el olvido probablemente al dueño del negocio consideró injusto pagar impuestos como comercio y que otro venda sin tanta burocracia, pero lo cierto es que tiene un hermoso establecimiento y seguramente, la gente que vaya al local no iba a comprarle a Claudia porque es otro público, y probablemente quienes le compraban al paso a Claudia, no podrían ir a su local.
Pienso que el hecho de que Claudia no esté en el lugar vendiendo sus tartas y bizcochuelos, no va a cambia la economía del negocio, pero la de ella sí, porque con lo poco que le ingresaba en esas tardes podía hacer frente a cuestiones básicas para parar la olla o con suerte pagar algunos servicios básicos.
Pienso en que, tal vez, por un sentido humanitario sabiendo que no era competencia hubiese sido bueno cruzarse y conocerla, tal vez darle una oportunidad de dejarle en consignación algunos de sus bizcochuelos (se los recomiendo son muy ricos), tal vez buscar juntos una solución.
Fenómenos barriales, fenómenos virtuales
Lo real es que en los barrios de La Falda se mueve la economía informal y la necesidad de la supervivencia hace que se vendan desde pan casero, fideos, chacinados y todo lo que se le ocurra, y las ventas se va a ir profundizando ante el panorama de falta de trabajo, sueldos muy bajos y en contraposición servicios e impuestos muy altos, y cuando en el barrio no alcance para las ventas se va a trasladar esa lucha a los espacios públicos.
Observamos que esto no es un fenómeno barrial de personas por debajo del índice de pobreza o en situación de indigencia, los nuevos pobres los llamados “clase media”, buscan a través de alternativas, de canales informales, buscar salidas a la crisis económica. De hecho han crecido las páginas como compra y ventas en internet, donde se puede observar que utilizan otros nombres como para diferenciarse y mantener cierta dignidad, como “venta de moda circular” o “emprendimientos de reciclaje” “venta de garaje” que es, en definitiva, comercialización de ropa y otros bienes usados.
Hemos visto el incremento de venta de muebles y lo que viene germinado con mucha fuerza son las capacitaciones de cómo vender servicios o productos en las redes sociales. Con respecto a servicios, puede verse que se buscan formas de brindarlos teniendo incluso trabajo porque que no alcanza para cubrir todas las necesidades. Por ejemplo docentes que le agregan horas a su trabajo en su casa o en internet dando clases individuales o grupales, lo mismo que hacen muchos psicólogos, un rasgo que me llamó la atención es que muchas personas de la zona hacen terapia online y con profesionales que son de otras provincias.
Pensar posibles soluciones no es tarea fácil, siguiendo el pensamiento de un amigo en el que concuerdo absolutamente, para el primer grupo se podría organizar en una FERIA AMBULANTE por los BARRIOS, esto ayudaría a poder visibilizar sus productos y poder venderlos en la urgencia.
Para el segundo grupo, si bien posee mejores herramientas, por ello apuestan a lo virtual, para evitar engaños sería imprescindible ORGANIZAR una PÁGINA EXCLUSIVA de quienes BRINDAN SERVICIOS y VENTA de PRODUCTOS de FORMA INDEPENDIENTE con control municipal o comunitario.
Humildemente, me parece que necesitamos hablarnos, dialogar, tratar de conseguir un consenso social para sostenernos en situaciones tan complejas como las que nos toca vivir, que permitan poder generar espacios que incluyan a todas las personas con ganas de trabajar o producir, ya que estoy convencida que nadie sale solo, sino es en comunidad.
Karina Lucero