DEMOCRACIA DEVALUADA
Por: Sebastián Tassart
Estimados lectores. Asistimos a cumplir en pocos días 40 años de democracia ininterrumpida; efectivamente, el 30 de octubre de 1983, con el triunfo de Raúl Alfonsín y su posterior asunción el 10 de diciembre de ese año, se abrió el periodo más largo de gobiernos democráticos de nuestra historia sin proscripciones políticas.
Mucho ha ocurrido en 4 décadas, lamentablemente la democracia argentina, a la luz de la opinión de la mayoría de nosotros, ha defraudado las expectativas depositadas en aquella lejana primavera del albor de la libertad. Sueños truncados, que una caterva de corruptos e inservibles que no hemos sabido eludir, han aprovechado para cultivar los peores vicios del sistema y es triste decirlo, pero hoy en la Argentina con la democracia NO SE COME, NO SE CURA NI SE EDUCA.
Somos absolutos responsables y artífices de lo que padecemos. No busquemos culpables en otras latitudes, menos aun explorando, como es nuestro deporte preferido, culpables a cualquier otra persona, factor o circunstancia, como forma de desplazar nuestra entera responsabilidad en siempre buscar el peor camino en el facilismo, la demagogia barata y las promesas de falsos profetas en quienes buscamos, una y otra vez, soluciones mágicas a los problemas que no supimos, no quisimos o no pudimos resolver.
Hoy vivimos en una verdadera DEMOCRACIA DEVALUADA, coincide el término con la abrupta devaluación monetaria que nos empuja hacia una incipiente hiperinflación. Sin embargo, cuando durante una década tuvimos estabilidad monetaria, nuestra democracia empezó su proceso de devaluación institucional de la mano del facilismo en el que es dable caer, cambiando “bienestar” momentáneo, haciendo la vista gorda al choreo bestial que significó el menemismo, precuela delictiva de quienes vinieron después, los Kirchner, a vaciar con mayor ímpetu y voracidad las arcas del estado, a cambio de otras migajas, que para el hambriento son un manjar y con nada contentar la panza y seguir avalando, urnas mediante, a los mediocres y ladrones.
Saludamos con sumisión propia de vasallos de la época feudal, cuando el capanga de turno nos tira un hueso. En los 90, la ficción de que estábamos en el primer mundo y nuestra moneda, en términos nominales, era equiparable al dólar; sintiendo el frenesí por poder comprar en cuotas fijas, mientras la caterva de corruptos se quedaba con el toco grande, representado en la parábola de la pizza con champán.
Dinamitado el modelo por su propio agotamiento, nos levantamos un día con un “corralito” que, 5 presidentes y una semana después, se transformó en un “corralón” de saqueo de los ahorros, pesificados de prepo, ley mediante, llevó en 2002 la pobreza al 57 por ciento. Otra vez los vendehúmos y la caprichosidad de los precios internacionales, instalaron en pocos meses una reactivación económico con superávit gemelos en materia fiscal y comercial, que en vez de aprovecharse en el verdadero desarrollo educativo, tecnológico y de infraestructura, se volcó en el despilfarro del producido de las vacas gordas, en dadivas electoralistas para sostener un sistema que perduró gracias al ciclo más largo en 200 años de buenaventura monetaria. Los argentinos somos así, cuando no tenemos gastamos y cuando tenemos en vez de guardar para la época de las vacas flacas, gastamos a espuertas, con la convicción esotérica que nos va bien porque somos el pueblo tocado por la varita mágica y que Dios tiene un DNI argento.
Los triunfos son por obra milagrosa y las derrotas por culpa de las fuerzas del mal, que conspiran tras bambalinas, para birlarnos el destino manifiesto que merecemos ser acreedores por voluntad divina. Ni una cosa ni la otra. En los campos que somos exitosos, es merced a trabajo, tenacidad y dedicación silenciosa; por el contrario, en nuestros fracasos, está bien definido que devienen de nuestra pereza, subestimación y viveza criolla.
Todo esto, potenciado porque al frente de la cosa pública colocamos siempre a los cancheros, los vivos, los pícaros. Entonces, cuando afanan de tal manera que resulta alevosa, salimos disparados a protestar y putear en todos los dialectos posibles, quejándonos como si los hubieran traído de otro planeta o lo peor, que llegaron a esa posiciones mediante oscura y demoníacas maniobras pergeñadas, según la convicción ideológica del protestador, en los sótanos del Pentágono o en los confines del poder cubano o venezolano.
La gente vota, y después cuando se arrepiente le echa la culpa a cualquier menos a sí mismos, esto ha sido así desde que tengo memoria y seguramente antes también. Los gurúes que vienen a destruir lo que han dado en llamar “LA CASTA”, al día siguiente se acuestan con lo más rancio y antiquísimo del sindicalismo argentino. Prometen cosas que al calor de la cercanía al poder, empiezan a desandar a pasos agigantados. Lo que antes iban a hacer en 3 meses, ahora necesitan 35 años, pidiendo tal plazo en primera persona y con sentido posesivo personal. SI ME DAN 35 AÑOS, VAMOS A SER EL PAIS QUE FUIMOS HACE 120 AÑOS.
Avísenle al hombre que la gente promedio vive 80 años con suerte y viento a favor. Esas consignas me hacen acordar a los carteles en los almacenes que decían “HOY NO FÍO, MAÑANA SI”, elegante manera de decir que no hay crédito. Tal cual pasa hoy, la gente en general no le da crédito a los que fungen de dirigentes, por eso los megalómanos tienen peligrosas chances de llegar al poder. Miente y miente que algo quedará, era la consigna del Ministro de Propaganda nazi, Joseph Goebbels.
La política en la antigua Roma, cuna del pragmatismo y contracara de la teorización democrática ateniense, establecía la consigna de PAN Y CIRCO. Era la forma de anestesiar y manejar las masas. La tenían clara. En argentina, ha surgido un modelo “superador” del dispuesto por los romanos. Señoras y Señores, ha llegado la hora del CIRCO SIN PAN.
CIRCO SIN PAN. Es la moda de la temporada primavera-verano 2023-2024. Ponga el televisor o entre a las redes sociales y se va a encontrar toda clase de promesas grandilocuentes y estentóreas. Ahora ninguno explica como las va a llevar a cabo, con rigor científico y fundamentos sólidos. Esto es por pura maldad perversa de la “clase dirigente”; en parte es así, pero también, en toda relación parasitaria hay dos elementos indispensables, quién chupa la sangre y quién tiene la sangre para que el parásito se alimente. En este ultimo rol, como pueblo nos hemos devaluado, porque, tal como lo manifesté, hacemos caso omiso a quién dice la verdad y compramos la mentira mejor edulcorada.
En un país de verdad, el Ministro de Economía que duplica la inflación en un año, ya lo hubieran echado a patadas del cargo y no tendría chanches de presentarse ni para la cooperadora de la escuela a la que van sus hijos. Hoy tenemos un mentiroso consuetudinario que tiene chances de ser presidente. De origen liberal en sus comienzos, militante de la UPAU, brazo universitario de la UCEDE en los 80 y parte de los 90, Sergio Massa, se reconvirtió cual girasol militante, en duhaldista, kirchnerista, antikirchnerista, albertista, con velocidad camaleónica con la consigna de disfrutar de las mieles del poder a como dé lugar.
Este personaje que dijo que iba a meter presos a los corruptos y narcotraficantes en 2015, lo único que hizo hasta ahora fue pescar a un par de chinos con 700 mil dólares encintados debajo de la ropa y que como el mentiroso que es, no sabemos hasta qué punto no fue un show armado para mostrar signos de lucha contra los “oscuros intereses” que generan la inflación y la brutal subida del dólar y los precios. Si 700 lucas verdes son la causa, estamos en el horno.
Este saltimbanqui de tres al cuarto que prometió que iba a barrer a los ñoquis de La Campora, no solo que no sabe barrer ni su habitación, sino que en diciembre si no es presidente se va a decir a la fabricación de pastas, porque amasa y siembra ñoquis por doquier en el estado a velocidad de la luz.
¿SOMOS UNA NACION REPRESENTATIVA, REPUBLICANA Y FEDERAL?
La pregunta es en serio. No es broma. ¿Es letra muerta el artículo 1° de la Constitución Nacional?
La respuesta, a mi criterio, es negativa. Vamos paso a paso en cada uno de los 3 elementos constitutivos de la forma de gobierno adoptada por Nuestra Carta Magna hace 170 años.
REPRESENTATIVA. Tenemos una democracia imperfecta por demás. ¿Usted conoce a los 18 diputados nacionales y los 3 senadores nacionales que nos representan a los cordobeses en el Congreso Nacional? Seguramente a alguno si porque son la cara visible de las campañas proselitistas, y aparecen regularmente en entrevistas en los medios de comunicación. Ahora a la gran mayoría nadie los conoce.
Ir colgados de un sistema viciado como la lista sabana y votando con un sistema electoral del siglo 19, son el caldo de cultivo para transformar a la representación en un hermoso cliché pero que en términos reales cobran un suculento sueldo más otros ítems y beneficios durante 4 ó 6 años si es senador, pero que a la hora de defender y atender las problemáticas de la ciudadanía a la que dicen representar, votan de acuerdo a los acuerdos de cúpulas partidarias con sede en Buenos Aires que solamente se miran el ombligo y para quienes el país termina donde termina el conurbano por un lado y el Rio de la Plata por el otro.
No sería beneficioso cambiar el sistema por la representación uninominal y con circunscripciones acotadas en lo geográfico y poblacional. Es decir dividir a la provincia de Córdoba en 18 distritos y que cada diputado represente a su distrito y deba mostrar y gestionar directamente ante sus votantes la gestión que realice para propender al desarrollo y crecimiento de sus zonas, en vez de estar escondidos en las penumbras de la lista sabana, que salvo a las estrellas rutilantes, garantizan anonimato y bajo perfil a muchos becados de lujo.
Rematando esta modificación con un acortamiento de 4 años a 2 años de mandato, para que realmente laburen y trabajen como corresponde, y si no funcionan, poder cambiarlos por otros.
Otra cuestión derivada de la falta de representatividad es: ¿Usted ciudadano de a pie puede ser realmente elegido? Más allá de la igualdad ante la ley, en términos concretos, o tiene que caer en las garras de un partido político o un sello, porque muchos de los existentes son simplemente sellos que se alquilan para ser usados en una elección. No sería atinado facilitar y no entorpecer el proceso para que el ciudadano que quiera postularse para representar a los vecinos de su distrito, pueda hacerlo sin tener que recurrir a esta verdadera mafia de la partidocracia, en la que si no transas con alguno de los existentes no hay chances siquiera de competir. Les dejo las preguntas para el debate.
REPUBLICANA. El sistema republicano de gobierno entre otras características presenta el de la división de poderes. ¿Realmente en Argentina hay división de poderes?
Creo que no, a todas luces el poder legislativo es una escribanía del Ejecutivo y el Judicial es el de mayor cuestionamiento, ámbito en el cual las causas de corrupción mueren por prescripción, artilugios, muerte del imputado –como ocurrió con Menem – o en el infinito camino de la sentencia firme condenatoria como extremo indispensable para que la condena sea de cumplimiento efectivo, siempre y cuando en el camino, el imputado no se haya blindado con fueros parlamentarios que le permitan ir y venir a su antojo sin ningún tipo de problemas.
Otro de los elementos de la forma republicana de gobierno es la periodicidad de funciones, y me contestaran seguramente con la Constitución en la mano que hay mandatos por tiempo determinado. Si, no soy gil, eso ya lo sé. Lo que propongo es gestar una periodicidad de verdad, que elimine las reelecciones inmediatas posteriores al mandato que se está ejerciendo y para los cargos ejecutivos las limite a una sola de por vida.
Que implica esto, muy simple. Si fuiste legislador durante un mandato, tenés que volver al llano ineludiblemente por un mandato y después presentarte nuevamente si es tu deseo y si te votan perfecto. Porque si no se producen verdaderas eternizaciones en las bancas, se anquilosan con una mansedumbre perezosa, acostumbrándose a vivir en el microclima del Congreso y alejados de la realidad cotidiana, que es la condición sine qua non que debiera tener todo aquel que pretenda representar al Soberano.
Por otra parte, en los cargos ejecutivos, o sea el de Presidente y Vicepresidente, tope de un solo mandato y basta. Si lo fuiste una vez, hace las cosas bien para gozar del reconocimiento y no rifar prestigios por querer perpetuarse en el poder. Nada más que disfrutar ante la consideración publica del prestigio por haber sido sin tener que cargar con la responsabilidad de serlo.
FEDERAL. ¿Puede nuestro país, vanagloriarse de ser Federal de verdad?
La respuesta, adivinen… si también es negativa como las dos anteriores.
Qué federalismo puede existir cuando muchos distritos provinciales, viven y se financian en un altísimo porcentaje de recursos provenientes del Gobierno Nacional. La falta de desarrollo y promoción productiva se debe a varios factores históricos y a medidas deliberadamente intencionales.
Qué capacidad de autonomía tienen los diputados y senadores de esas provincias para pararse frente al poder central, si éste con tan solo cerrar, a medias, la canilla de recursos mensuales, virtualmente paralizaría el funcionamiento de los servicios de esos estados provinciales.
Ha habido factores históricos en un país planificado con epicentro en el puerto de Buenos Aires y concentrado en la producción de materias primas, pero han pasado 213 años y hace muchas décadas que podemos vislumbrar que los señores feudales que rigen los destinos de dichas provincias, fomentan que todo siga igual, porque a mayor dependencia del estado, mayor dependencia del “monarca” y el circulo vicioso se retroalimenta indefinidamente.
Cabe aclarar que cuando aludo a recursos del gobierno nacional, hago exclusión de la coparticipación federal de impuestos, a lo que me refiero es a la transferencia discrecional de recursos a tiro de lapicera del presidente de turno, lo cual convierte a dichos feudos en porteño dependientes y a sus diputados y senadores en simples levantadores de manos para avalar a ciegas, y no tanto, las iniciativas del Poder Ejecutivo Nacional.
CONCLUSION. Hay muchas deudas pendientes de nosotros como Sociedad y de nuestra democracia contemporánea para con la población, la cual en un 99 por ciento no vive de la política y las mieles del poder, siendo silenciosos padecientes de los cada vez más abusivos políticos que supimos conseguir. Sin dejar de soslayar el riesgo de los megalómanos de circo que prometen cualquier cosa y son un riesgo real y serio para la Sociedad en su conjunto.
Como dicen muchos pensadores, OTROS VENDRAN QUE A ESTE BUENO LO HARAN. Es cierto y es triste, porque describe que cada vez seguimos devaluándonos no solo monetariamente, sino, lo peor, socialmente, en materia educativa, laboral, productiva y sobre todo a nivel institucional.
Las instituciones fuertes son el pilar para la construcción de una sociedad fuerte. Se pueden capear crisis económicas, sin embargo si las instituciones son frágiles estamos condenados al fracaso continuo.
Hasta la próxima.