Cuidar el derecho a la esperanza de la Infancia, en épocas de inequitativos ajustes económico sociales
Mario Benedetti: “La gloria no consiste en no caer nunca, sino más bien en levantarse las veces que sea necesario”.
En momentos en que los avances científicos, tanto en las ciencias médica como en otras disciplinas, nos permite conocer como diagnosticar y tratar o prevenir diversas enfermedades hasta ahora, duras de vencer, la realidad nacional en todo lo que hace a la salud deja mucho que desear y es justamente la infancia -esa etapa donde se desarrollan las potencialidades más importantes de la condición humana- quizás, no la única, pero la más golpeada por un modelo político-económico-social e incluso cultural. francamente excluyente, confrontativo y hasta con una alta dosis de crueldad.
Y cuando hablamos de Salud, hoy en día no se puede separar la humana, de la animal o vegetal o la de todo el ecosistema, se la entiende como UNA SALUD, ya que está ampliamente demostrado, cuanto afectó la última pandemia a gran parte de la humanidad, su vinculación estrecha a cambios en los bioecosistemas; o cuánto nos está afectando el cambio climático, el calentamiento global y su relación en la concentración de dióxido de carbono producto del uso sostenido de combustibles fósiles o agro tóxicos y otras formas maltrato a la naturaleza con fines lucrativos, como lo es el del extractivismo o el de priorizar el negocio inmobiliario, sobre la protección de los bosques nativos.
Por otra parte la exclusión social, con la finalidad de los grupos de poder económico concentrado de maximizar sus ganancias, (El 1% más rico posee más riqueza que el 95% de la humanidad, pero de esto no se habla), es el factor determinante del incremento de la pobreza, son los niños pobres o empobrecidos las principales víctimas de este modelo, como también los más afectados directa e indirectamente por el deterioro climático. En nombre de la libertad de mercado, destruyen el estado potencialmente incluyente solidario o benefactor y construyen otro contaminador, represor y depredador. Resultado en pocos meses logran lo que estos gráficos demuestran.
Cuando aumenta la pobreza los más afectados son los niños, niñas y adolescentes, en un porcentaje cercano al 70% de la población infantil, a su vez, empeoran las condiciones de las viviendas con mayor hacinamiento y menos servicios sanitarios. Pero lo que más se afecta es la nutrición, donde la falta de proteínas de calidad, las de mayor costo, se hace más evidente. Un estudió ya había revelado que más del 50% de los hogares con niños dejó de consumir carne y lácteos en estos últimos meses. No se trata de una falta de producción nacional, sino de un modelo especulativo, donde rinde más al mercado exportar que abastecer a costos accesibles al mercado interno.
Asimismo, llama la atención por lo inédito en nuestra historia, la actitud de no distribuir alimentos que ésta administración no compró, destinados al RENACOM y que se guardan en galpones con vencimiento próximo. Haría pensar en una especie de “enfrentamiento o guerra del hambre” contra niños pobres, algo semejante a lo que acontece en Gaza, donde UNICEF denunció que se utilizan al “hambre como arma de guerra”, contra los niños palestinos, ya de por sí, víctimas de un genocidio y que ahora un Tribunal Internacional, utiliza como base para pedir la detención de Netanyahu.
En la 2da Carta Abierta de los Pediatras Argentinos (CAPA) se expresa: “Queremos ser claros: el grave daño que ocasiona una escasa e inadecuada alimentación, por tiempo prolongado, condiciona biológica, cognitiva y emocionalmente… pero también va a afectar la salud de las próximas generaciones, aumentando en ellas el riesgo de padecer alteraciones de su neurodesarrollo y un alto riesgo de presentar precozmente “enfermedades crónicas, no transmisibles” en el curso de sus vidas. En la CAPA se describen los daños de la desatención social de los primeros 1000 días (desde la fecundación hasta los 2 años), aunque no son menos importantes los desafíos en el cuidado de la salud (calidad de la nutrición y una crianza libre de violencias), los siguientes 1000 días, hasta arribar a los 5 años, que igualmente influenciarán toda la niñez, adolescencia y adultez.
Dentro de esa población infantil en riesgo, es quizás la de los Pueblos Originales, la más vulnerable. En ese sentido el voto en soledad de la representación Argentina en las Naciones Unidas en contra del cuidado de los derechos de las poblaciones nativas y posteriormente en el mismo ámbito, contra la Prevención de las Violencias que padecen Niñas y Mujeres, expresan una actitud que nos alarma, ya no solo como médicos dedicados al cuidado de la infancia, sino como Ciudadanos comprometidos con una sociedad que privilegia la inclusión y la solidaridad como bienes mayores de la democracia. Y no menor es la dura situación de la discapacidad a la que no solo se le están menguando recursos sino que se la está usando, reiteradamente, hasta desde el propio presidente, (minusválidos, mogólico, enfermo mental) para estigmatizar a sus opositores.
El menor cuidado preventivo de la salud humana luego se traduce en más lesiones y enfermedades que deben ser atendidas en Centros de Salud de diversa complejidad, siendo a nivel nacional el Hospital Garraham el de mayor capacidad resolutiva y uno de los que más ha sido golpeado con el congelamiento de recursos. Sus profesionales han hecho público este llamado; “El actual gobierno ha privilegiado el equilibrio fiscal antes que la vida… cuando antepone la engañosa frialdad numérica a las realidades humanas… semejante crueldad se expresa en el desfinanciamiento crítico del sistema público de salud. Sólo en el primer semestre de 2024, se realizaron en el H. G. 334.123 consultas, casi 5.000 cirugías, 57 trasplantes, más de 16.000 sesiones oncológicas, 91.000 estudios por imágenes y 12.000 tele consultas. Y en mayo de 2024 llegaron a 100 los trasplantes de corazón realizados”.
Considero que la lucha de su personal, de los padres de los pacientes del HG y de las organizaciones gremiales a las que pertenecen profesionales y trabajadores merece ser difundida y atendida por los responsables de salud de la nación.
Cuidar el derecho a la esperanza, es una tarea cotidiana de los equipos de salud, nada sencilla en lugares donde más crece la desocupación, precarización o la subocupación laboral; donde más se acentúa la marginalidad producto de una agudización de la inequitativa distribución de la riqueza. Y la marginalidad social de niñas, niños y adolescentes, es el campo propicio para el crecimiento de todas las violencias, la trata y prostitución infantil, el narcomenudeo, los delitos de diversa índole, que los incluye tanto como víctimas o precoces perpetradores. Pero bajo ningún concepto aceptamos los pediatras, y así lo hemos hecho público, que se baje la edad de imputabilidad.
El derecho a la esperanza, es imprescindible para el desarrollo saludable e inclusivo de la infancia, y ningún programa gubernamental puede ignorarlo, postergarlo o descalificarlo, en una sociedad democrática, que se encamine a un país mejor, con pleno goce de las libertades y los derechos humanos y sociales. Frente a los sensibles retrocesos sociales y sanitarios en este durísimo 2024, Benedetti nos invita a “levantarnos las veces que sea necesario”. Y que mejor si lo hacemos militando la esperanza.
Benjamín Malamud Lerner
• pediatrascontraelhambre@gmail.com
• https://www.pagina12.com.ar/781735-repudian-a-javier-milei-por-el-usopermanente-de-la-discapac