Debate

Caso Baez Sosa

 

¡SOCIEDAD! PAREMOS LA MANO…


Estimados amigos, todos hemos sido conmocionados por el horrendo asesinato de jovencito Báez Sosa a manos de una patota juvenil, hecho por el cual ya la Justicia se ha expedido contundentemente con penas de prisión perpetua para la mayoría de ellos.

 

Una ola de indignación mediatizada recorrió la república entera. Nadie en su sano juicio puede dejar de horrorizarse por la pérdida de la vida joven de un casi niño que estudiaba para convertirse en un ciudadano mejor. Nadie puede dejar de imaginar y compartir aunque solo en parte, la desesperación de los padres de ese hijo único. Nadie tampoco puede siquiera imaginar lo que sentiría si hubiese sido un hijo suyo. Nadie dejaría de sentir empatía por esa pareja que ha perdido el afecto más grande e importante que pueden experimentar los seres humanos.

 

Pero la JUSTICIA es otra cosa. La Justicia debe actuar con ponderación fina de los hechos, con profesionalismo, frialdad emocional y ecuanimidad.

 

El clima creado por el obvio dolor de los padres que todos hemos observado en vivo y en directo, y la adjetivación y los insultos proferidos a diestra y siniestra por el abogado defensor, generaron tal indignación que me atrevo a festejar que en Argentina no exista la pena de muerte…

 

Pero sí existe como pena mayor la reclusión perpetua, más allá de si es para siempre o por un tiempo limitado de casi medio siglo, que en los hechos representa lo mismo.

 

Debemos decir que no es el primer caso que ocurre, y que es más frecuente de lo que la mayoría piensa, siendo además no pocas veces la impunidad de los autores el destino final de la causa. A las pruebas, que las hay, me remito.

 

No está en mi ánimo prejuzgar, pero creo que se dieron dos causas que magnificaron lo sucedido ante la opinión pública.

A falta de las noticias políticas pérfidas o hilarantes de que habitualmente gozamos, esta vez la mayoría de nuestros “representantes” se hallaba gozando de unas no tan merecidas vacaciones; razón por la cual los medios en general centraron sus cámaras y micrófonos en este deleznable episodio.

 

Y otro factor generador de indignación fue el conocido estilo mediático y provocador del abogado defensor de los padres, quien con sus insultos a los jóvenes involucrados y sus públicos anhelos y reclamos de “cadena perpetua”, se convirtió en protagonista incitante y excluyente de la cólera popular. He leído que aspira a algún cargo político, y ya sabemos que en tales casos toda “figuración” es bienvenida.

 

Pero como ya dije, la JUSTICIA es otra cosa. No es un instrumento de venganza sino de protección a la sociedad. Que se jacta además de procurar, como uno de sus objetivos centrales, “la recuperación social” de quienes han delinquido, lo cual es un loable objetivo, aunque poco se cumpla.

 

Estoy seguro de que por más patoteros y “compadritos” que hayan sido los jóvenes involucrados, jamás pasó por su cabeza matar a alguien. Jugar imprudentemente al “Club de la Pelea” (conocido film), no los convierte en patológicos asesinos profesionales. Quien esto escribe se ha visto involucrado en su juventud, como cualquier muchacho de ciudad de la Argentina, en alguna gresca a puño limpio, aunque nunca en patota de muchos contra uno, y si al revés sin embargo. Por suerte sin que suceda algo tan tremendo como esta vez.

 

Sin dejar de valorar la extrema gravedad del caso, me hago estas preguntas: ¿Se justifica arruinar la vida de esos 8 jóvenes y sus familias sometiéndolos a un régimen carcelario por toda su vida?

¿Cuál es la recuperación conductual que se espera?

¿No hubiera sido suficiente restarles tan solo algunos años de su vida en libertad (no más de cinco) para que recapacitaran acerca de la gravedad de los hechos que generaron, ocasionando la muerte de una persona?

 

Y me respondo: Esto huele mal, huele a venganza, no a Justicia.

 

Creo en la Justicia como parte imprescindible y fundamental de la convivencia social, y por lo tanto, casi podría asegurar que este fallo será revisado y moderado por instancias superiores.

 

Alberto E. Moro

DNI 7594975

La Falda, Córdoba, Argentina