Andrés Calamaro en la Córdoba rockera
Por Néstor Pousa
Anoche, ¡qué ambiente y que recital en Córdoba! Andrés Calamaro trajo hasta aquí su AGENDA 1999 TOUR, que tras recorrer un amplio circuito de ciudades de España; para luego saltar a Chile, Paraguay y Uruguay, está cumpliendo ahora mismo con su tramo final en suelo Argentino. La renovada banda que lo acompaña suena más rockera que nunca, porque suma a los nombres históricos de Germán Wiedemer, Julián Kanevsky y Mariano Domínguez; las nuevas incorporaciones de AndrésLitwin en batería y Brian Figueroa en guitarras.
Una lista de temas que invita a celebrar los 25 años de Honestidad brutal —aquel disco clave en la carrera solista del Salmón— repasando una mayoría de canciones de ese álbum doble. El programa se completa con varios clásicos de otros trabajos no menos importantes, en una ajustada y prolija selección. Así habrá momentos de alto voltaje, como el inicio a lo Led Zeppelin (con Kashmir como intro y coda de "El día de la mujer mundial"). La emoción afloró cuando entonó (¿por primera vez lo toca en vivo?) "Con Abuelo", que había que estar bien plantado para no sucumbir a tan perfecta semblanza de Miguel Abuelo. El mismo Andrés casi se quiebra cantando “Los aviones”, ante el silencio de misa que le regaló el soberano ("En Córdoba el silencio vale oro", agregaría después). Para luego citar a una de sus bandas favoritas, The Allman Brothers modelo ‘71, con una versión marcadamente delta blues de "No va más".
A una verdadera multitud que desbordó las instalaciones de la Plaza de la Música, se mantuvo concentrada en las canciones más oscuras y de mayor exigencia vocal (“All you needis pop”, “No tan Buenos Aires”, “Clonazepam y circo”), para luego liberarse de toda la energía contenida cantando a voz en cuello:“Cuando te conocí”, “A los ojos” (Los Rodríguez), “Algún lugar encontraré”, “Tuyo siempre”, “Alta suciedad”, “Flaca”, “Paloma”;de toda una larga lista de hitazos infaltables. Mientras el cantante no dejaba de agradecer y continuar para redondear un recital de rock exento de artificios y pistas adicionales, con música tocada en vivo y sin red. Con todo lo que eso implica.
“Ni fútbol, ni fernet, ni cuarteto, ni cumbia. Córdoba, ciudad rockera por excelencia, desde La Falda del hotel nazi (sic) al Cosquín de José; Atenas y la Vieja Usina”, expresaba un Andrés Calamaro conmovido y buscando las palabras ante semejante respuesta del público en uno de los mejores recitales de los últimos tiempos.
Foto: Fran Delgado